¡Buenos días!
Hoy es día 10 y por supuesto toca… ¡reto de reposteras por Europa! Este mes visitamos Holanda, un lugar al que yo tengo muchísimas ganas de ir. ¿Quién no querría ir a Amterdam a recorrer sus canales, pasear por sus mercadillos navideños, contemplar los tulipanes y los molinos y hacer una visita a uno de los mejores pintores del mundo, Van Gogh? Si pudiera me iría ahora mismo. Pero no puedo así que de momento voy a abrir boca con estos pequeños bollos que han sido todo undescubrimiento.

Se llaman Oliebollen, bolas de aceite, y según me han dicho estaban en todos los mercadillos navideños. Nos han encantado, son una mezcla entre churro y donut, algo muy rico.
Allí los toman en Nochevieja y Año Nuevo. Por eso los he elegido, porque al final estamos en estas fechas y apetece probar algo diferente. Y tanto nos han gustado que este año pienso hacerlos para esas fechas, y así soñar que estoy un poquito más cerca de Holanda. La receta la saqué del blog «léxquisit» y he hecho unos pequeños cambios pero nada trascendental.

OLIEBOLLEN
325 g harina de fuerza
25 g levadura de panadería
135 ml leche
165 ml agua
17 g azúcar
5 g sal
20 g huevo batido (menos de un huevo)
Aceite de girasol o de oliva suave
Azúcar glas

Se mezclan la harina, la sal y el azúcar en un bol.

En la leche se disuelve la levadura de panadería.

Pesar el huevo batido e ir quitando cantidades hasta que tengamos los gramos deseados.

Se mezcla la leche, con el agua y con el huevo.

Amasar en el bol con un tenedor o si tenéis amasadora con el gancho. Queda bastante pegajosa.

Cuando estén todos los ingredientes incorporados tapar con un trapo y dejar levar unas dos horas junto a la calefacción o una fuente de calor indirecto sin que tenga mucha corriente.

Una vez pasado ese tiempo comprobar que ha doblado su volumen y con una espátula y movimientos envolventes ir separando la masa de las paredes.

Poner bastante aceite a calentar, mejor en una olla para que haya más profundidad. Debe estar a temperatura media, caliente para que no se aceiten demasiado pero no ardiendo para que no se doren demasiado pronto y queden crudos por dentro.

Untar dos cucharas soperas en aceite e ir haciendo bolas con la masa.

Freír en la olla. Normalmente cuando están hechos de un lado ellos mismos se dan la vuelta pero estad atentos por si acaso para que no se quemen por un lado. Cuando estén dorados, unos 5-7 minutos, escurrir con la espátula y sacar a una bandeja con papel de cocina para absorber el exceso de aceite.

Cuando los bollos estén fríos espolvorear con azúcar glas por encima.

Os aseguro que están riquísimos, increíbles, y son muy sencillos de hacer, sólo hay que controlar el tiempo de levado, nada más. Una gozada. Espero que os hayan gustado, a mi me ha encantado este mes el reto Reposteras por Europa.
Un besazo a todos.